Quiere la Iglesia que, además de los días dedicados a festejar separadamente al Niño Jesús, a María
Santísima y al Patriarca San José, se haga recuerdo hoy de los tres juntos como formando la familia tipo, ejemplar y modelo de lo que debe ser, según Dios y el Evangelio, la familia cristiana de nuestros tiempos. En este concepto, se venera hoy al Hijo de Dios como hijo de familia, a María como
madre de familia, y a José como padre y jefe de familia; y se recuerda a los padres y a las madres y
a los hijos atolondrados de hoy, su condición de tales y sus respectivos y mutuos deberes, y la
obligación de todos juntos para con Dios. Esto ha tenido presente la Iglesia al renovar con la fiesta de la Sagrada Familia el hermoso ideal de la antigua familia cristiana, a la que anhela reconducir
otra vez al mundo, hijo pródigo y prófugo de ella, que ha convertido al hogar en un hotel, si es rico,
o en un figón, si es pobre.
En esa humilde casita de Nazarét, Jesús, María y José santificaron la vida familiar mediante el ejercicio de las virtudes domésticas. En ella practicaron la caridad, la mutua ayuda, el respeto y la obediencia; en ella, encontraron el gozo y la paz en el recogimiento y en la oración común.
Lastimoso es el estado en que hoy día se encuentra la familia cristiana, célula de las sociedades.
Muchas ruinas hay en ella, ruinas que tan sólo se repararán procurando imitar las virtudes que se
practicaron en la familia integrada por José, María y Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario