II clase, blanco
Gloria, Credo, prefacio de Epifanía
La textos de la misa son los mismos que los del día de la Epifanía, exceptuando las oraciones y el Evangelio que son lo único que se conserva del antiguo oficio que celebraba en este día el Bautismo de Jesús y la gloriosa manifestación que el Padre celestial hizo de su divinidad. El mundo entero esperaba al Mesías, y ahora “que ha venido este soberano Señor que tiene en su mano el reino, el poder y el imperio sobre todos los corazones (Int.), es tiempo que aparezca Juan, el hombre enviado por Dios (Ultm. Ev.) y que manifieste a Jesús a Israel (Ev.) La Santidad del Precursor es reconocida por todos los judíos y gentiles que acuden en tropel (Ep) a recibir su bautismo de penitencia. Tiene sobre ellos todo el ascendiente requerido para cumplir su misión, que consiste en presentar oficialmente el Esposo a la Esposa, o sea, a Jesucristo a las almas.
Nos dice el Evangelio que Juan vió al Espíritu Santo reposar sobre Jesús y que entonces dio testimonio de que Aquel era el Hijo de Dios que se ha manifestado en la tierra revestido de nuestra carne. (Or)
Las aguas están ya santificadas por su contacto con el Hijo de Dios. El bautismo será efectivamente el que someterá a Jesús todas las naciones. (Of)
TEXTOS DE LA MISA
Introito.- Mal. 3.1; 1 Par. 29.12. Ya viene el Señor, el Dominador, y en su mano están el reino, y la potestad, y el imperio. Salmo.- 71.1. ¡Oh Dios!, da al Rey tu juicio, y al Hijo del Rey tu justicia. Gloria al Padre.
Colecta.- Oh Dios, cuyo Unigénito se manifestó revestido de nuestra carne: haz que merezcamos ser renovados en nuestro interior por Aquel que como conocimos exteriormente semejante a nosotros. Él, que vive y reina contigo...
Epístola.- Is. 60.1-6. El profeta se dirige a Jerusalén. La imagen está tomada del espectáculo que ofrece todas las mañanas la ciudad santa: iluminada por los resplandores del sol, parece convertida en un horno centelleante de luz. Jerusalén, figura de la Iglesia, será la «luz de las naciones»; de todas partes vendrán a ella los reyes y los pueblos, atraídos por los destellos de su gloria y trayendo las riquezas del mundo. Levántate, Jerusalén, resplandece!, que ya se alza tu luz y se levanta sobre ti la gloria del Señor. Las tinieblas cubren la tierra y los pueblos están en tinieblas, mientras viene a ti el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Las naciones caminan hacia tu luz y los reyes hacia la claridad de tu aurora. Levanta los ojos y mira en tomo de ti: todos se reúnen y vienen a ti; de lejos llegan tus hijos y tus hijas son traídas en brazos. A esta vista, resplandecerás, tu corazón palpitará y se dilatará; porque hacia ti afluirán los tesoros del mar y las riquezas de los pueblos llegarán a ti. Una oleada de camellos de dromedarios de Madián y de Efá te inundarán; de Sabá vendrán todos trayendo oro e incienso y cantando los loores del Señor.
Gradual.- De Sabá vendrán todos trayendo oro e incienso y cantando los loores del Señor. ¡Levántate, Jerusalén, resplandece!, porque se levanta sobre ti la gloria del Señor.
Aleluya.- Aleluya, aleluya. Vimos su estrella en el oriente, y venimos con presentes a adorar al Señor. Aleluya.
Evangelio. Jn 1, 29-34.- Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a encontrarle, y dijo: He aquí el cordero de Dios, ved aquí el que quita los pecados del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Detrás de mí viene un varón, el cual ha sido preferido a mí; por cuanto era antes que yo. Yo no le conocía; pero yo he venido a bautizar con agua; para que él sea reconocido por Mesías en Israel. Y dio entonces Juan este testimonio de Jesús, diciendo: Yo he visto al Espíritu Santo descender del cielo en forma de paloma, y reposar sobre él. Yo antes no le conocía, mas el que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquel sobre quien vieres que baja el Espíritu Santo, y reposa sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Yo le he visto; y por eso doy testimonio de que él es el Hijo de Dios.
Se dice Credo.
Ofertorio. Salmo 71. 10-11- Los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán el tributo; los reyes de Arabia y de Sabá le traerán presentes. Le adorarán todos los reyes de tierra, todos los pueblos servirán.
Secreta.- Señor, te ofrecemos estos dones el día en que tu Hijo se manifestó hecho hombre, y te pedimos fervorosamente que lo recibas con agrado, pues es él el autor de nuestro dones, Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina...
Prefacio de Epifanía.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, pues tu unigénito Hijo, apareciendo en la condición de nuestra mortalidad, nos ha regenerado con la nueva luz de su inmortalidad; y por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Comunión.- Hemos visto su estrella en el Oriente, y venimos con presentes a adorar al Señor.
Poscomunión.- TE rogamos, Señor, nos prevengas siempre y en todas partas con tu luz celestial, para que contemplemos con más pureza y recibamos con más amor este misterios eucarístico del que nos invitas a tomar parte. Por nuestro Señor.
Tomado de http://rinconliturgico.blogspot.com/
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