domingo, 10 de junio de 2012

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI.



SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHISTI
I clase, blanco
Gloria, Secuencia, Credo y Prefacio común. Procesión.
Día y colecta de Caritas.

La fiesta del Corpus se remonta al siglo XIII. La instituyó para su diócesis, en 1242, el obispo de Lieja, ante las insistentes deman­das de la beata Juliana, priora de un convento situado a las puer­tas de la ciudad, en el monte Cornillón, Algunos años más tarde, la extendió a la Iglesia universal el papa Urbano IV, antiguo archi­diácono de Lieia. A causa de su procesión del santísimo sacramento, muy pronto se convirtió la fiesta del Corpus en una de las más gratas al pueblo cristiano. Con su fe en la presencia real, eleva a Dios en esta solemnidad su acción de gracias por todos los bienes que le vienen por medio de este gran sacramento.
La eucaristía está íntimamente ligada a la vida de la Iglesia y de los fieles. Puede decirse que en ella brota y se manifiesta conti­nuamente esa vida de los cristianos. En la santa misa hace presente la Iglesia sobre sus altares el sacrificio de Cristo, fuente de nuestra redención, el cual no cesa ella de ofrecer a Dios en unión con el mismo Cristo. Por la santa comunión se unen los fieles a Cristo, inmolado por ellos, y transforman su vida en la de él; nacidos a la vida de la gracia en las aguas del bautismo, se alimentan de la euca­ristía como de un pan celestial.
La misa y el oficio están compuestos por Santo Tomás. En ellos se revela el alma del santo y la ,precisión doctrinal del gran teólogo.

TEXTOS DE LA SANTA MISA

Introito. Salmo 80.17,2.-El trigo y la miel nos recuerdan la entrada de los hebreos en la tierra de promisión después de las privaciones del desierto. Para nosotros figuran la eucaristía, alimento de nuestra vida sobre­natural. Los sustentó con flor de trigo, aleluya; y saciólos con miel de la roca, aleluya, aleluya, aleluya. S/.Regocijaos alabando a Dios, nuestro protector; cantad al Dios de Jacob. V/ Gloria.

Colecta.- Oh Dios!, que bajo un sa­cramento admirable, nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos, Señor, nos concedas celebrar de tal ma­nera los sagrados misterios de tu cuerpo y sangre, que sintamos constantemente en nosotros el fruto de tu re­dención. Que vives.

Epístola. 1 Cor.11.23-29.-  Es una parte de la epístola del jueves santo. Se la ha es­cogido principalmente por el relato de la institución de la eucaris­tía que nos transmite san Pablo, lo mismo que los sinópticos.
Hermanos: Del Señor aprendí lo que también os tengo ya enseñado, y es que el Señor Jesús, la noche misma en que había de ser traicionado, tomó el pan, y dando gracias, lo partió, y dijo: Tomad y comed; éste es mi cuerpo, que por vos­otros será entregado; haced esto en memoria mía. Y de la misma manera tomó el cáliz, después de haber ce­nado, diciendo: Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre; haced esto, siem­pre que lo bebiereis, en me­moria mía. Así que, cuantas veces comiereis este pan y bebiereis este cáliz, otras tantas anunciaréis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, cualquiera que coma este pan o beba el cá­liz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y sangre del Señor. Examínese, pues, a si mismo cada cual, y así coma de ese pan y beba de ese cáliz. Porque quien le co­me y bebe indignamente, se come Y bebe su propia con­denación, si no discierne el cuerpo del Señor.

Gradual. Salm.144.15-16.- Los ojos de todos en ti es­peran, Señor; y tú les das comida en el tiempo conve­niente, y. abres tu mano, y llenas a todo viviente de bendición.
Aleluya. Juan 6,56-57.- Aleluya, aleluya. V/. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida: el que come mi carne y bebe mi sangre, en mi permanece, y yo en él.

Secuencia.
Santo Tomás de Aquino,1274.

Alaba, alma mía, a tu Salvador; alaba a tu guía y pastor con himnos y cánticos.
Pregona su gloria cuanto puedas, porque él está sobre toda alabanza, y jamás po­drás alabarle lo bastante.
El tema especial de nues­tros loores es hoy el pan vivo y que da vida.
El cual se dio en la mesa de la sagrada cena al grupo de los doce apóstoles sin género de duda.
Sea, pues, llena, sea sono­ra, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.
Pues celebramos el solemne día en que fue instituido este divino banquete.
En esta mesa del nuevo rey, la pascua nueva de la nueva ley pone fin a la pascua antigua.
Lo viejo cede ante lo nuevo, la sombra ante la realidad, y la luz ahuyenta la noche.
Lo que Jesucristo hizo en la cena, mandó que se haga en memoria suya.
Instruidos con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, en sacrificio de salvación.
Es dogma que se da a los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.
Lo que no comprendes y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas especies, que son accidente y no substancia, están ocultos los dones más preciados.
Su carne es alimento y su sangre bebida; mas Cristo está todo entero bajo cada especie.
Quien lo recibe no lo rompe, no lo quebranta ni lo desmembra;  recíbese todo entero.
Recíbelo uno, recíbenlo mil; y aquél le toma tanto como éstos, pues no se consume al ser tomado.
Recíbenlo buenos y malos; mas con suerte desigual de vida o de muerte.
Es muerte para los malos y vida para los buenos; mira cómo un mismo alimento produce efectos tan diversos.
Cuando se divida el Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en el todo.
No se parte la sustancia, se rompe sólo la señal; ni el ser ni el tamaño se reducen de Cristo presente.
He aquí el pan de los ángeles, hecho viático nuestro; verdadero pan de los hijos, no lo echemos a los perros
Figuras lo representaron: Isaac fue sacrificado; el cordero pascual, inmolado; el maná nutrió a nuestros padres
Buen pastor, pan verdadero, ¡oh Jesús], ten piedad. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos los bienes en la tierra de los vivientes.
Tu, que todo lo sabes y puedes, que nos apacientas aquí siendo aún mortales, haznos tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos. Amén. Aleluya.

Evangelio. Juan 6.56-59.- La carne de Cristo, alimento de nuestras almas, nos comunica la misma vida divina que él recibe de su Padre; es el pan bajado del cielo para darnos la vida eterna.
En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas de los judíos: Mi carne verdaderamente es comida, y mi sangre, verdaderamente bebida, quien come mi carne y bebe mi sangre, en mi mora y yo en él. Así como vive el Padre que me envió, y yo vivo por el  Padre; así, el que me come, también vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del celo, No sucederá como a nuestros padres, que comieron el maná, y murieron. Quien coma este pan, vivirá eternamente. CREDO.

Ofertorio. Lev.21.6.- Los sacerdotes del Señor ofrecen a Dios incienso y panes; por tanto, serán santos para su Dios, y no pro­fanarán su nombre. Aleluya. 

Secreta.- Te pedimos, Señor, conce­das propicio a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz, místicamente repre­sentados por los presentes que te ofrecemos. Por N. S.

Comunión. 1 Cor.11.26-27.- Cuantas veces comeréis este pan y beberéis este cáliz, otras tantas anunciaréis la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, cual­quiera que coma este pan o beba el cáliz del Señor in­dignamente, será reo del cuerpo y sangre del Señor, aleluya.

Poscomunión.- Te suplicamos, Señor, nos sacies plenamente con el  goce sempiterno de tu divinidad, el cual está representado en la recepción temporal de tu precioso cuerpo y sangre. Tú que vives y  reinas con Dios Padre.

En la misa en la que se siga la procesión en vez de 'Ite misa est' se dice'Benedicamus Domino'. Se reza el Placeat tibi, y se omite la bendición y el último evangelio.

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