Por Hermano Felipe de Jesús, sacerdote:
Días atrás, un buen amigo me etiqueto en está foto que ustedes ven. La escena es significativa. El momento es sublime. La sencillez aún más...
Me quede pensando. La mire una y otra vez... y me sigue asombrando el misterio, el recogimiento, la adoración, y sobre todo la necesidad de recibir la bendición.
La escena trascurre en un sencillo hogar, no en un templo majestuoso (y vaya que hay cientos de pinturas con templos magníficos y gente recogida recibiendo la bendición), esta escena me parece de una Misa de campaña, (de misión se dirá en estos tiempos). El hogar sencillo, donde Dios entrá....y entrá en la mesa cotidiana, rodeado de platos, del mortero y del fuenton de lata... y es que Dios tambien anda entre los pucheros, dirá la Santa Doctora de la Iglesia, la Madre Teresa de Jesús...
El recogimiento del pueblo, destaca en la escena, las cabezas bajas recibiendo la bendición del Buen Dios.
Los grandes y la que parece ser la unica niña de la escena sobrecogida y arrodillada sobre sus talones, con su blanco vestido y sus manos juntas mirando fijamente la mano del sacerdote que la bendice.... y al lado de la niña, hay una mujer que no deja de llamarme la atención, es la mujer que desafia, que va más alla, que levanta la mirada hacia el cielo, que abre sus manos... que necesita ser bendecida y ser mirada por Dios.... esa mujer me llama poderosamente la atención, porque ese día esa mujer rompio la "norma", desafio a Dios, y con corazón abierto recibe la bendición...
Que poder el de bendecir. Que poder que el sacerdote posee y muchas veces no se da cuenta. Poder y autoridad que muchas veces olvida y termina haciendo un rapido garabato, porque total la Misa ya termina y la gente tiene que salir a andar...
Cuantas veces pasá que vemos a los fieles, en el momento de la bendición que ni siquiera la reciben con devoción...
Por experiencia debo decir que muchas veces (lo veo en mis feligreses) es el momento de prepararse para salir... es como, preparado, en sus marcas, listos.... ya.... y la carrera continua para salir primero por la puerta principal...y esta actitud la veo, no solo en los fieles, sino hasta en las mismas religiosas, que es el momento cuando ellas se ponen sus abrigos para salir al frio de la Patagonia...
Y que Gracia que se están perdiendo!!! si la bendición que se pueda recibir, tiene un valor de ETERNIDAD...
Dios mismo me bendice por medio del sacerdote. Dios mismo me regala sus dones. Dios mismo me mira con amor y cumple su promesa, me bendice y me ama.
Quiero invitarlos, queridos amigos, que este fin de semana, sea cual fuere la Santa Misa que vayamos, en la forma ordinaria o extraordinaria (en esta ultima es la forma correcta de recibir la bendición final) hagamos la prueba, desafiemos a Dios y recibamos de rodillas la bendición. Seamos, como esa mujer, sencilla, humilde, doblemos las rodillas, y si tenemos que mirar a Dios, miremoslo, levantemos las manos de nuestro interior, y clamemos al cielo una BENDICIÓN!!!
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