Comenzó como un desafío y se perpetuó mediante el engaño
La Comunión en la mano, que comenzó por desobediencia, no se perpetuó solamente por el engaño. El espacio no permite dar todos los detalles, pero la propaganda de los años 70 que se usó para vender la Comunión en la mano a la gente confiada y vulnerable, fue una campaña de calculadas medias-verdades que no contaron toda la historia. Un rápido ejemplo se puede encontrar en los escritos de Monseñor Champlin, de los cuales proporcionamos a continuación una sinopsis:
1. Dio al lector la falsa impresión que el Vaticano II emitió un mandato para el abuso cuando en realidad ni siquiera se encuentra insinuado en ningún documento conciliar.
2. No le mencionó al lector que la práctica fue iniciada por clérigos en desafío de la ley litúrgica establecida, sino que hizo parecer como si hubiera sido un pedido de los laicos.
3. No puso en claro a los lectores que los obispos del mundo, cuando fueron consultados, votaron abrumadoramente en contra de la Comunión en la mano.
4. No mencionó que la permisión fue solo una tolerancia del abuso cuando éste ya se había instalado en 1969. No fue una luz verde para propagarlo a otros países, como los Estados Unidos.
Una cuestion "no optativa" para el clero
Ahora llegamos al punto en que la Comunión en la mano está vista como una forma superior de recibir la Eucaristía y la inmensa mayoría de nuestros niños está siendo mal instruida para que reciba la Primera Comunión en la mano. A los fieles se les dijo que esta era una práctica optativa, y que si a ellos no les gustaba, podían recibirla en la lengua. La tragedia de todo esto es que si es opcional para los laicos, en la práctica no lo es para el clero. Los sacerdotes están falsamente instruidos de que deben administrar la Comunión en la mano, les guste o no, a quien quiera que la pida, arrojando por eso a muchos buenos sacerdotes a una angustiosa crisis de conciencia. Después del Concilio Vaticano Segundo, un muy sabio Arzobispo observó que el golpe maestro de Satanás fue sembrar la desobediencia a la Tradición Católica por medio de la obediencia. Es obvio que ningún sacerdote puede ser legalmente forzado a administrar la Comunión en la mano, y nosotros debemos rezar para que más sacerdotes tengan el coraje de salvaguardar la reverencia debida a este Sacramento, y no sean trampeados con la falsa obediencia que les hace cooperar en la degradación de Cristo en la Eucaristía. Deben reunir la valentía para oponerse a esta novel práctica, recordando que incluso el Papa Paulo VI, a pesar de su debilidad, predijo correctamente que la Comunión en la mano llevaría a la irreverencia y a la profanación de la Eucaristía, y a una gradual erosión de la correcta doctrina – y nosotros hemos visto que esa profecía se ha cumplido. Y, si la oposición de los sacerdotes a la Comunión en la mano debiera ser ardiente y firme, su oposición a los “Ministros Extraordinarios” debería ser aún más inflexible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario