viernes, 31 de octubre de 2008

1º de Noviembre Festividad de Todos los Santos


S. Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthaeum ( 5, 1-12)
M. Glória tibi, Dómine.

En aquel tiempo: Viendo Jesús la muchedumbre. subióse a un monte, y sentándose, se llegaron a El sus discípulos y abriendo su boca, los enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando por mi causa os maldijeren y os persiguieren, y, mintiendo, dijeren de maldades: gozaos y alegraos, porque sabed que grande es vuestra recompensa en los cielos (1).

M. Laus tibi, Christe.

(1) Las ocho Bienaventuranzas, que el Señor pronunciara al principio del Sermón de la Montaña, parecen otras tantas paradojas y grandes contrasentidos a los ojos del hombre carnal y mundano. Pero ahí está la historia de la santidad demostrando cómo en ellas se encuentra la felicidad sólida del destierro, en espera de la cumplida felicidad, que sólo tendrá lugar allá en la Patria.

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