miércoles, 23 de diciembre de 2009

La llegada a Bethlehem.

Así llegaron José y María a Bethlehem. Tal vez en aquel momento la luz crepuscular del sol doraba las casas construidas sobre las colinas, cuando María y José, en su montura, atravesando los viñedos plantados en gradas escalonadas, se aproximaban a la pequeña ciudad y, probablemente, se dirigieron enseguida a la posada. Pero esta estaba ya ocupada y la ciudad rebosaba de viajeros. La pequeña familia fue pasando por varias calles buscando abrigo y, a pesar de que José tocó tímidamente en varias puertas, ninguna de ellas se abrió para darles la deseada hospitalidad… Entonces fue cuando, saliendo otra vez de la ciudad, dirigieron sus pasos a una gruta que conocía José, y solía servir de establos a ciertos animales. Llegaron allí, rendidos de fatiga, y luego se prepararon para el descanso y para la hora, eternamente memorable, del Nacimiento del Señor… Tienen que acudir a tan desabrigado lugar, donde no había nada preparado, donde todo respiraba miseria y abandono; mientras que allá, a dos pasos, en la ciudad, llena de luces, en sus casas urbanas y en el extenso castillo, construido por Herodes, miles de personas menos dignas que ellos, eran hospitalaria y familiarmente recibidas. Ellos son los herederos de la casa de David, los bethlehemitas, los descendientes de Hur y de María, los descendientes de Booz y de José, no los admiten y les obligan a cobijarse en un establo de animales. ¡Qué patético contraste! Ellos eran los más próximos y caros a Dios, y sin embargo, Dios mismo parece abandonarles y no acordarse de ellos. De todos ha tenido cuidado esta noche, sólo para ellos no hay nada preparado, ni aun lo más indispensable, después de un largo viaje y en una cruda noche de invierno. ¡Parece que para ellos apenas hay indicios de Providencia!
Y ¿cómo soportaron esta prueba José y María? Desde luego, con absoluta conformidad con el espíritu del Salvador. Esta fue la primera afrenta y humillación que en este mundo El tuvo que sufrir. El mundo no le quiere, no le reconoce, porque no viene como él lo esperaba, y en este desprecio se regocija el Salvador y comunica este regocijo, con sus ideas y sentimientos, a sus padres…. Ellos al abandonar la ciudad, lo hicieron con tal mansedumbre, resignación y amor, que tan sólo Dios podía descubrir en el fondo de su alma una sombra de dulce melancolía. Es esta la segunda vez que la cruz y el Calvario proyectaban su sombra sobre Jesús y María. Era el primer encuentro del Mesías con su pueblo, con los suyos, y estos lo rechazaban…
En esto, cerró la noche, obscura cono todas, rodeando Bethlehem y la tierra con sus tinieblas… apenas se observaba en la humanidad preparación alguna para el Advenimiento visible de Dios. Tan sólo allí, en la miserable cueva, vigilaban José y María a la débil luz de una pequeña hoguera. Ellos son el corazón vigilante y en oración del mundo. Así fue entonces, y así es ahora. El mundo no conoce a Dios, no piensa en El. Siempre será preciso que haya almas escogidas que sirvan de punto de contacto entre el cielo y la tierra. Sus oraciones son súplicas, sus anhelos apresuran el reloj de los divinos Consejos. Esto mismo hicieron entonces José y María, quienes pasaron la noche en oración; y así como María, con sus ardientes y amorosos deseos había arrancado al Hijo de Dios del seno del Padre celestial, así, con este mismo anhelo, lo había atraído al suyo propio para darlo al mundo… Dentro de poco estará el Señor entre nosotros y veremos su gloria y majestad. El pecado del mundo será borrado y reinará sobre nosotros el Redentor del mundo. Fiat! Fiat!

1 comentario:

more romano dijo...

Estimado Egons de “Santa Bárbara de la Reina de Casablanca - Una Voce Casablanca Chile”:

Núcleo de la Lealtad tiene el honor de participarle la felicitación navideña de la Secretaría Política de la CT:

«En nombre del Abanderado de la Tradición, en el del Carlismo y en el propio, la Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón les desea una santa y feliz Navidad.

Que en el Año Nuevo el Niño Dios nos conceda acercarnos a la restauración de Su reinado sobre Las Españas y sobre la Cristiandad toda».

Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón
Comunión Tradicionalista

Nos adherimos a la anterior felicitación de la Secretaría Política de la CT, y en nombre propio le deseamos:

«¡Felices Pascuas y próspero Año de Gracia de 2010!»

Núcleo de la Lealtad