Cuatro veces al año, coincidiendo con el inicio de cada estación, la Santa Iglesia nos invita a que durante tres días (miércoles, viernes y sábado) por medio de la oración y el ayuno, imploremos del Señor sus bendiciones para la estación, pedir los frutos de la tierra y suplicar por nuevas vocaciones sacerdotales, destinando el tercer día (sábado) a la administración de las órdenes sagradas.
Debemos tomar en cuenta, que, aunque la legislación eclesiástica actualmente sólo establece como días de ayuno y abstinencia obligatorios el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, las congregaciones e institutos religiosos apegados a la antigua disciplina conservamos la práctica de las Témporas y Vigilias, y queda la invitación abierta para todo fiel católico que desee unirse a esta práctica.
Las Cuatro Témporas están colocadas durante el año: en la Tercera Semana de Adviento, la Primera Semana de Cuaresma, en la Octava de Pentecostés, y hacia la tercera semana de septiembre cercana a la fiesta de San Mateo Apostol.
De modo que este miércoles 11, viernes 13 y sábado 14 de junio tenemos las Témporas de Pentecostés y aunque la liturgia propiamente no varía la celebración gozosa de la Octava de Pentecostés en que nos encontramos y nos sigue invitando a presenciar las maravillas obradas por el Espíritu Santo a través de los Apóstoles en favor de la Iglesia, si se conserva el carácter de mortificación manifestados por el ayuno y abstinencia y de súplica por muchos y santos ministros y consagrados. Y sobre todo en medio del Babel de confusión de nuestro mundo de hoy cuánta urgencia de pedir los frutos del Santo Espíritu de Dios para nosotros, para la Iglesia y sus superiores.
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