jueves, 5 de septiembre de 2013

San Lorenzo Justiniano.

Obispo y Confesor
n. 1381 en Venecia, Italia;
† 8 de enero de 1455 en Venecia, Italia
SAN LORENZO JUSTINIANO, Obispo y Confesor
No es el discípulo superior al maestro;
pero todo discípulo será perfecto,
si es semejante a su maestro.
(Lucas 6, 40)
Colocado entre las comodidades de una posición brillante y las austeridades del claustro, Lorenzo se volvió hacia Jesús crucificado.Señor, le dijo, Vos sois mi esperanza; en Vos se encuentra mi refugio seguro; y entró en la congregación de los Canónigos regulares de San Jorge, en Alga. Elevado a la sede patriarcal de Venecia, continuó llevando una vida sencilla y mortificada, privándose hasta de lo necesario para socorrer a los pobres. Éstos son, decía, los porteros del cielo; hay que ganarlos con dinero. Se acostaba sobre paja y, en su última enfermedad, rehusó el lecho que se le había preparado, diciendo que su divino Maestro había muerto en una cruz. Expiró en el año 1455, a la edad de 75 años.
MEDITACIÓN
EL CRISTIANO DEBE SER
DISCÍPULO DE CRISTO
I. Jesucristo ha venido del cielo a la tierra para enseñarnos una doctrina totalmente divina; debemos poseerla perfectamente. Nada más verdadero que esta doctrina, nada más hermoso, nada más necesario para el hombre. ¿Por qué, pues, la menospreciamos, para abrevarnos en las cisternas fangosas de Egipto?
II. La ciencia del cristiano no es una ciencia puramente especulativa; la doctrina que nuestro divino Maestro nos ha enseñado, no basta que la admiremos; hay que llevarla a la práctica. Para entenderla bien, es preciso imitar a Jesucristo, nuestro Maestro, porque su doctrina no es otra cosa sino el resumen de sus actos. Oh mi divino Maestro, enseñadme a amaros y a imitaros. La religión cristiana consiste en imitar lo que honramos (San Agustín).
III. La vida del Salvador ha sido una enseñanza continua. En el pesebre, nos predica la pobreza; en la montaña, nos enseña la humildad; desde lo alto de la cruz, el amor a los sufrimientos. Retiene bien estas tres grandes lecciones y, sobre todo, llévalas a la práctica. Si nadie te crucifica, tú mismo crucifícate mediante una continua mortificación (San Crisólogo).
La imitación de Jesucristo.
Orad por los predicadores del Evangelio.
ORACIÓN
Dios omnipotente, os suplicamos que la augusta solemnidad del bienaventurado Lorenzo, vuestro confesor pontífice, acreciente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.
Fuentes:
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. - Tomo III; Patron Saints Index.

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