- En Jerusalén, santa María Salomé, madre de los santos Santiago y Juan Apóstoles, de la cual se lee en el Evangelio que anduvo solícita en la sepultura del Señor.
- En Jerusalén, asimismo, san Marcos, Obispo, varón muy distinguido y muy docto, el primero de los Gentiles que gobernó la Iglesia de Jerusalén, y no mucho después, en tiempo del Emperador Antonino, mereció la palma del martirio.
- En Adrianópolis de Tracia, el triunfo de los santos Mártires Felipe, Obispo, Severo, Presbítero, Eusebio y Hermes; los cuales, en tiempo de Juliano Apóstata, después de encarcelados y azotados, fueron consumidos en la hoguera.
- Igualmente los santos Mártires Alejandro, Obispo, Heraclio, soldado, y sus Compañeros.
- En Fermo del Piceno, el triunfo de san Felipe, Obispo y Mártir.
- En Colonia, santa Córdula, una de las Compañeras de santa Úrsula, la cual, atemorizada por los suplicios y muerte de las otras, se ocultó; pero arrepentida de ello, el día siguiente se presentó de grado a los Hunnos, y la última de todas recibió la corona del martirio.
- En Huesca de España, las santas Vírgenes Nunilona y Alodia, hermanas, que, por la confesión de la fe, condenadas por los Sarracenos a pena capital, consumaron el martirio.
- En Hierápolis de Frigia, san Albercio, Obispo, que floreció en tiempo del Emperador Marco Antonino.
- En Rúan, san Melanio, Obispo, que ordenado por el Papa san Esteban, fue enviado a predicar el Evangelio en aquella ciudad.
- En Toscana, san Donato Escocés, Obispo de Fiésole.
- En Verona, san Verecundo, Obispo y Confesor.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
R. Deo Gratias.
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